viernes, 12 de octubre de 2007

Las madrasas de Pakistan


La gran mayoría de los combatientes talibanes que actualmente combaten a las fuerzas internacionales desplegadas en Afganistán son originarios de Pakistán y educados en las madrasas o escuelas coránicas del país. Estas instituciones, creo que no hace falta decirlo, promueven una visión fanática del islam, son directamente fábricas de guerreros y martires. Según el artículo del diario EL PAIS el pasado domingo 7 de octubre con el título Afganistán: seis años y sin salida y firmado por el General José Enrique de Ayala, por cada 100 talibanes que caen en combate o son hechos prisioneros 1.000 estudiantes de las madrasas pakistanies vienen a sustituirlos con el agravante de que estas bajas provocan un aumento del odio antioccidental en el país gobernado por el general Prevés Musharraf , un Pakistán que aunque oficialmente se muestra como un aliado fiel de los Estados Unidos en su incompetente cruzada, es uno de los principales nidos de gestación del terrorismo internacional y donde el fanatismo islámico se muestra con mas crudeza y violencia (al respecto es recomendable el libro de Bernard-Henry Lévy “Quien mató a Daniel Pearl)

Otro dato significativo, Pakistán es el segundo país del mundo (tan solo superado por Nigeria) en número de niños no escolarizados, concretamente 6,5 millones (caso especialmente sangrante en el caso de las niñas). La educación pública en el país es casi inexistente, los índices de pobreza altos por lo que los padres tienen dos opciones, condenar a sus hijos al analfabetismo o enviarlos a una madrasa donde su educación será gratuita.

Teniendo en cuenta estos dos datos:

LAS MADRAZAS SON EL CALDO DE CULTIVO DE LA MAYOR PARTE DE LOS COMBATIENTES TALIBANES.

LOS PADRES PAKISTANIES SE VEN OBLIGADOS (aunque puedan no arraigar en ellos una visión integrista de la religión), POR MOTIVOS DE POBREZA, A INGRESAR A SUS HIJOS EN MADRASAS GRATUITAS SI NO QUIEREN CONDENARLOS AL ANALFABETISMO.

Llegamos a la conclusión siguiente:

SI LOS ESTADOS OCCIDENTALES INVIRTIERAN EN EDUCACIÓN Y INFRASTRUCTURAS PARTE DE LO QUE INVIERTEN EN APARTO MILITAR EN LOS PAISES DE ORIENTE MEDIO…

Sé que el problema no se atajaría, seguirán existiendo madrasas, muchos padres ingresarían convencidos a sus hijos en ellas, pero el suministro ideológico de los radicales se vería seriamente menguado.

lunes, 8 de octubre de 2007

Martel, Haddon y Pirsig




-¡Dios mio!- Grita un ateo- ¿Por qué me gustan tanto este tipo de libros?
Estos libros donde lo espiritual y lo lógico copulan con la poesía de la sencillez. Esos libros donde la puerilidad y cierta fantasía insensata son tan... pero tan bien venidas!!!. Son libros de una cierta comercialidad, no nos haremos los gafapasta con ellos. Libros que se colocan en estanterías "semipreferentes" en el FNAC, con artículos destacados en ese catálogo general de pago que es el "QUE LEER" (diré una mentira: nunca lo leo, jamás de los jamases, yo soy de los de QUIMERA) . Son libros leídos mayoritariamente por mujeres (sí, lo son, no entraré en análisis resbalosos que soy muy patoso). Son libros con la pretensión enorme, desproporcionada, de ser manuales de uso para la vida pero que se pegan de bofetadas con las tonterías new-age porque además pretenden ser literatura, alta literatura en ocasiones, literatura de 1,90 por lo menos. Son libros como este "Vida de Pi" de Yann Martel o como "El curioso incidente del perro a medianoche" de Mark Haddon o incluso esa ave rara de "Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta" de Robert Pirsig. Y me gustan porque yo también vivo con un tigre como Richard Parker aquí, en mi pisito de Terrassa (aunque mi mujer no lo ve, ella ya tiene bastante con el suyo), yo también pretendo encontrar la verdad a partir del más pequeño de los incidentes trato de superara mis numerosas limitaciones en un mundo marciano como Christopher John Francis Boone, que nos radiografía con insultante precisión. Y porque a mi también se me caerían los huevos al suelo si un profesor hindú tratara de convencerme de lo relativo de la existencia de las bombas de Hiroshima y Nagashaki. Y como Robert Pirsig en su moto trato de buscar una calidad humanamente inalcanzable (vaya por Dios).
Pues eso, que como me gustan estos libros que me hacen sentir como un adolescente raro a mis 35 años de edad.